Elsa:
Después de estar un par de días dudando si apuntarme o no a la ascensión del Volcán Villarrica (2860 m), finalmente con los ánimos de Sergio me decidí a apuntarme.
Nos levantamos a las 6 de la mañana y después de desayunar, nos dirijimos a la Agencia donde habíamos quedado con los guías. Nos comentan que va a consistir en 5 etapas de 50 min cada una y descansos de 15 min entre ellas. "En esos 50 min no se puede parar" , luego lo comprobé en primera persona.
La primera etapa fue muy dura porque desde que bajamos del autobús el desnivel era muy fuerte y efectivamente no pudimos parar hasta llegar a un tramo. El terreno era arenoso y era como andar sobre una playa. Desde el primer momento me di cuenta como era el guía. Una persona prepotente, silenciosa que no abrió la boca en toda la ascensión. Él iba el primero y todos por detrás. Yo me puse con Sergio y él me iba dando conversación para distraernos y que se nos hiciera más ameno. Al vernos que yo iba a mi ritmo, me dijo que me colocara detrás de él. Yo le dije, que iba con mi novio y me dijo, que perfecto, pero que detrás de él. Todos los demás iban detrás mío y yo me sentía tremendamente presionada. No podía parar cuando yo quisiera. Era una sensación de rabia e impotencia tremenda. Yo necesitaba parar unos segundos, pero si paraba todo el grupo paraba y ya estábamos avisados que no se podía parar hasta los 50 min.
Mi pensamiento iba muy deprisa. Intentaba pensar en mi familia, en la gente que ha luchado en la montaña y ha salido, pensaba en mil cosas para distraerme. La ascensión llegó a su parada nº1 y 2 personas de nuestro grupo se quedaron allí por recomendación de nuestro guía. No hubo ni un mínimo de ánimo por su parte, todo lo contrario. Les vió cansados y les mandó que se quedaran allí hasta nuestra bajada dentro de 5 horas. Habían pagado 50 eurs. para quedarse allí esperando... ni pisaron la nieve.
La estapa de recuperación no duró ni 10 min. y nos volvimos a poner en la ascensión.
La 2ª etapa, comenzó por terreno arenoso mezclado con nieve. Esta etapa me resultó muy larga hasta la parada . Los siguientes 50 minutos los pasé hablando con Sergio de vez en cuando y pensando que había superado una etapa muy dura, como fue la primera , y que podría conseguir subir hasta arriba si el guía nos dejaba descansar de vez en cuando. Me daba cuenta, que continuamente, pasábamos a otros grupos. Íbamos muy rápido. Veía otros guías que iban despacio para que el resto del grupo pudieran seguirles. Yo en mi camintata y en mi mundo interior pensaba que quería cambiarme de grupo, que necesitaba ir más despacio. Cada paso que daba, odiaba más al guía. Sergio me decía que no le hiciera caso y que fuera con él. No nos dejaba ir juntos. Tenía que ir detrás de él y con la continua presión de no pararme. Hubo un momento que me entró ansiedad. Mi corazón se aceleraba mucho. Yo respiraba profundamente para poder controlar los latidos. Pensaba en cuando era pequeña y corría en cros. Me acuerdo que era una niña fuerte y con un espíritu de sufrimiento bestial. No quería que me ganara nadie y por ello corría con todas mis fuerzas. Hubo unos años que ganaba todo. Siempre quedaba entre las 3 primeras . Sergio no se lo cree porque ahora al ser adulta, ese espíritu se ha esfumado. No soy competitiva y antes lo era muchísimo. Iba pensando en ello continuamente para darme fuerzas. Por fín llegamos al final de la segunda etapa. Me senté y empezamos a comer un plátano. El guía, no había pasado 3 minutos y me dijo que me tenía que poner inmediatamente las polainas para poner los grampones. No habían pasado 10 min estábamos caminando por un glaciar.
La tercera etapa, fue uno de los momentos más duros de mi vida. Como de costumbre me pidió que me pusiera detrás de él. Empezamos andar por una pala con una pendiente terrible. Yo me fijaba que el resto de los grupos iban subiendo en forma de Z, para que fuera más fácil. Nosotros íbamos casi en línea recta. El viento empezó a soplar fuertemente. Con el piolet tenías que clavarlo para que el viento no te tirara. Cada paso que daba hacia arriba mi moral retrocedía . Sergio iba detrás de mí junto con el resto del grupo. Aveces me hablaba y yo no escuchaba, no hablaba, no pensaba... iba como un zombie hacia arriba. Mis piernas estaban como una roca y el viento de cara soplaba junto con ventisca. El esfuerzo era terrible. En mi vida me había sentido tan cansada. El ritmo era constante y sin pausa. Adelantábamos a todos los grupos. Yo me paré no más de 5 seg. y todos pararon detrás de mí. El guía me miró y me dijo que había que continuar. Yo seguía dando pasos hacia el cielo. La nieve estaba dura, helada. Cuando pasaron 10 minutos más me paré otros 5 seg. Esta vez, el guía vino hacia mí. Sergio me agarró la mano y me animaba. El guía me dijo que tenía que bajarme , que no podía seguir. Sentí en esos 5 segs que mi cuerpo se recuperaba. Tan sólo necesitaba ir un poco más despacio y descansar cada 20 min. Yo le dije que yo había llegado allí para subir al volcán. Me dijo que sin discusiones yo me bajaba con el ayudante. No había más que hablar. El mundo se me vino abajo. La impotencia que yo sentía me desgarraba. Comencé a llorar. Sergio me abrazó y me dijo que no pasaba nada , que lo había intentado. Pienso, que si hubieramos ido él y yo solos , quizá hubiera llegado al volcán. Luego Sergio me dijo que fue duro al final.
Mientras el resto seguían hacia arriba , con desconsuelo me quedé mirándolos. El ayudante ,Elías, me miraba y comenzamos a bajar. Era la primera vez que lloraba en el viaje .
Poco a poco se me fue pasando el disgusto y empecé a disfrutar del paisaje tan maravilloso que había a esas alturas. Elías me explicó todos sus conocimientos sobre el entorno. Teníamos ante nosotros una vista panorámica de más volcanes, lagos y montañas. Empezamos a bajar lentamente el volcán y llegó una parte donde se podía deslizar como si fuera un tobogán. Nos colocamos un tipo de plástico duro abrochado a la parte inferior del cuerpo y juntos empezamos a deslizarnos por los caminos empinados hacia abajo. Utilizábamos el piolet para frenar. Cuando llevábamos 10 min bajando riéndonos y disfrutando de las vistas, Elías gritó y frenamos de golpe . Su pierna había frenado fuertemente contra una roca. Todo nuestro peso, más la velocidad que llevábamos hirió gravemente su pierna. Pude observar como la rodilla estaba torcida hacia el lado contrario. Me puse enfrente de él y Elías con su sangre fría, se colocó con un fuerte giro la rodilla a su sitio. Me dijo que por favor le quitara la bota más los dos calcetines que tenía. La tibia estaba rota también y se movía por dentro de la piel. Me pidió qu e le tomara desde el tobillo y tirara hacia mí con todas mis fuerzas. Lo hice y después le coloqué una venda fuertemente por la altura del tobillo.
Con muchos nervios, le pedí que se tumbara y que no moviera la pierna. Cogí el walki y empecé a llamar. Hablé con un señor y le conté dónde nos encontábamos y que Elías no podía caminar.
En 15 minutos vino otro guía y después más gente .. le movilizaron la pierna con unas tablillas y lo bajaron en una camilla entre 6 personas. Me tuve que despedir de él porque me pidieron que me fuerta con otro grupo y seguir descendiendo.
Poco a poco se me fue pasando el disgusto y empecé a disfrutar del paisaje tan maravilloso que había a esas alturas. Elías me explicó todos sus conocimientos sobre el entorno. Teníamos ante nosotros una vista panorámica de más volcanes, lagos y montañas. Empezamos a bajar lentamente el volcán y llegó una parte donde se podía deslizar como si fuera un tobogán. Nos colocamos un tipo de plástico duro abrochado a la parte inferior del cuerpo y juntos empezamos a deslizarnos por los caminos empinados hacia abajo. Utilizábamos el piolet para frenar. Cuando llevábamos 10 min bajando riéndonos y disfrutando de las vistas, Elías gritó y frenamos de golpe . Su pierna había frenado fuertemente contra una roca. Todo nuestro peso, más la velocidad que llevábamos hirió gravemente su pierna. Pude observar como la rodilla estaba torcida hacia el lado contrario. Me puse enfrente de él y Elías con su sangre fría, se colocó con un fuerte giro la rodilla a su sitio. Me dijo que por favor le quitara la bota más los dos calcetines que tenía. La tibia estaba rota también y se movía por dentro de la piel. Me pidió qu e le tomara desde el tobillo y tirara hacia mí con todas mis fuerzas. Lo hice y después le coloqué una venda fuertemente por la altura del tobillo.
Con muchos nervios, le pedí que se tumbara y que no moviera la pierna. Cogí el walki y empecé a llamar. Hablé con un señor y le conté dónde nos encontábamos y que Elías no podía caminar.
En 15 minutos vino otro guía y después más gente .. le movilizaron la pierna con unas tablillas y lo bajaron en una camilla entre 6 personas. Me tuve que despedir de él porque me pidieron que me fuerta con otro grupo y seguir descendiendo.
Luego a la noche fuimos a verle al hospital. Estaba con su mujer. Le di un abrazo y nos intercambiamos los emails y telf. Tenía la pierna escayolada hasta la rodilla. Nos enseñó la placa y nos explicó que tenía la rodilla y la tibia rota. Me dio mucha pena. Supongo que nunca se olvidará de ese día, como yo tampoco. En esos malos momentos que pasé, me sentí arropada por él. Me hizo reir, lo pasamos bien , nos hicimos amigos. Me despedí pidiéndole que luchara para poder ser guía profesional y dejar lo de ayudante. Él si que vale para tratar con gente. Le gusta la montaña y es muy buena persona..
Sere:
Mi paso por el volcán Villarrica tiene un buen recuerdo y otro muy malo. Como cuenta Elsa yo le animo para que subiera conmigo al volcán. Me gusta mucho que se ponga retos. Le suelo decir que si no hace estas cosas ahora, luego nos las va hacer.
El día anterior fuimos al parque nacional de Huerquege, en el cual al perder el bus que iba hacia allí, tuvimos que hacer dedo y nos dejaron como a 7 km de la entradau. Una vez allí hicimos la caminata donde hay varios lagos y miradores del volcán. Toda la excursión nos llevó 21 km y resultó bastante cansada.
A la mañana siguiente antes de ir a este parque ya habimos cogido la subida a al volcán. Teníamos muchas ganas de subirlo ya que ese mismo día estaban subiendo unos amigos franceses que hicimos en el hostel, estos nos comentaron que era bastante dificil y que no se trataba de un paseo.
El día siguiente amanece con un día explendido,despejado y sin viento. Nos vamos al a agencia en busca del grupo y ya alas 7 am nos llevamos la primera sorpresa; cambian de guía; nos ponen una persona que parecía mudo, con muy mala onda.Todo lo contrario que con el que habiamos contratado la subida.
La primera parte va por debajo de las telesillas,si funcionaran ,se quita 1h de fuerte subida,pero no funcionan. En esta parte 2 personas del grupo se quedan. Un Español, y una Singapuriense. A estos les dice el guia que se quedaran alli. Y de esta manera estas personas pagaron como 40 euros por 1h de excursión.
La segunda parte es también de fuerte subida,llegando así hasta la zona de nieve.En esta parte te colocan los grampones.Aquí el guia ya estaba mostrandonos sus dotes pesimos. Sólo el auyudante con mucho trabajo colocó a todos los grampones. Seguimos subiendo sin hacer las paradas obligatorias que tienen establecidas todas las agencias, nuestro guia no hacia más que subir practicamente en vertical y adelantando a todos los grupos,de esta manera no dio opción a Elsa a poder continuar.El resto del gupo estaba fuerte,muy fuerte pero sin hablar pacticamente una palabra. Llegamos los primeros al cráter, antes pudimos presenciar el accidente que hubo casi en la cima,a un guia se le desprendio un trozo muy grande de hielo golpeandole en la cara y a su vez expulsó a una chica por un corredor de nieve durante 150m.Todo quedó en un susto, los dos tuvieron que descender.
Una vez en el crater y con mucha pena de que Elsa no pudiera disfrutar de lo que yo estaba viendo ,no me quedaba otra que sacar fotos y grabar videos para que ella pudiera verlos.
Después de disfrutar durante 20 min del crater y las explendidas vistas, escucho por el walquitalqui que Elias, el guia que se bajo con Elsa habia sufrido un accidente.
Esto fue la peor bajada que he hecho yo de una montaña. El sentimiento de culpabilidad me invadió y pensé que la culpa era mia por haber animado a Elsa a subir. Los nervios me comian, nadie me tranquilizaba, nadie me decia que Elsa estaba bien, por lo que yo no podia hacer más que ponerme más nervioso y con ello poner en peligro mi seguridad.
Yo preguntaba a mi guia ,pero este solo me decia que Elias estaba accidentado, nada más.
Ya una vez abajo,en el lugar del accidente otro guia, que nos conocia, me dice que Elsa esta bien y que me esperaba abajo.Pude ver el rescate . Seis personas cogían a Elias en una camilla, pero no me atreví a decirle como había pasado. A todo correr y sin atender a nadie bajé como una gacela.
Una vez abajo me abracé a Elsa y ya derrumbado, me lo contó todo.
Esto a sido sin duda un día de montaña que no olvidaré jamás. Del volcán Villarrica nos acordaremos toda la vida.
Despues de bajar y esperar a que llevaran a Elias al hospital, fuimos a visitarle y despues de interesarnos por su pierna, le conté mis sensacines angustiosas alli arriba y como no puede ser de otra manera y animados por Elias, al dia siguiente, fuimos a poner una reclamación ala municipalidad de Pucón, por los pesimos servicios prestados por este otro guia.
Pienso que no será justo que el pobre Elias(auxiliar de guia),ahora con el accidente y sin seguro se quede sin trabajo,sin cobrar, y el otro impresntable quedara con trabajo, el cual no está capacitado para tratar con personas.
Para ser guia no sólo hay que estar físicamente bien y subir las montañas como si de una carrera se tratase.
Espero y deseo que ese tipo se quede sin trabajo y que Elias tenga una rápida y buena recuperación.
te lo habia dicho magalie que seria dificil::) bueno, no sabia ella que vuestro guia seria el mas idiota e incapaz del pueblo!
ResponderEliminarSuerte y hasta luego
Pierre y Magalie
Era duro duro!!!!
ResponderEliminarUn abrazo compañeros de subida!!! MAnu