El puerto de Manaos, en el que tanto cargamento de caucho se dio en aquellos años, un puerto con mucho movimiento. De aquí salen barcos para muchos lugares del Amazonas. Si se navega río arriba se puede llegar a la triple frontera: Leticia ( Colombia ), ( Santa Rosa )Perú y ( Tabatinga )Brasil. Río abajo se puede ir hasta Belém, llegando a la desembocadura en el Oceáno Atlántico.
El Amazonas es el río que arroja al océano un volumen mayor de agua entre todos los demás del planeta, siendo el más caudaloso. Sin embargo los geógrafos no acaban de ponerse de acuerdo, sobre si también se trata del cauce fluvial más largo del planeta, en competencía con el Nilo. Lo sea, o no lo sea, se le otorga el calficativo de más poderoso de la tierra.
Según muchos viajeros que han navegado los dos, si se compara al Amazonas con el Nilo, este último parece un" pis "( Javier Reverte).
Al río Nilo se le atribuyen 6650 km de recorrido entre su nacimiento en Uganda y su desenbocadura en el Mediterráneo.
El gran enigma del Amazonas es el lugar donde vierte sus aguas al Atlántico, ya que antes de llegar a desembocar se rompe en 1000 pedazos, formando islas y canales. En el centro del delta, existe una isla llamada Marajó, que tiene un tamaño similar al de Suiza. Ahora bien, hay quienes toman la desmbocadura del Amazonas en el canal del sur del delta, por la parte de Belén do Pará, así el río mediria 100 km más que el Nilo. Pero si se determina que su cauce va a morir en el canal del Norte de la isla de Marajó, la longuitud total sería 70 km menos al curso del Nilo.
El Amazonas desde que desciende de los nevados del Mismi, en los Andes Peruanos, lugar donde nace, se le atribuyen varios nombres, Apurímac, Tambo, Urubamaba, Ucayali, Marañon, Solimoes, Para.. No obstante los geógrafos consideran que las tres principales ramas son, Apuriamac, Ucayali y el propio Amazonas. Desde su nacimiento y en todo su camino hasta el Atlántico, va recogiendo aguas de más de 1000 ríos, algunos de ellos considerados entre los más largos del planeta como el Madeira que mide más de 3350 km.
Hubo muchos españoles y portugueses que navegaron este río en los años de la conquista, pero hay que destacar los estudios de este alemán, Alexander Von Humboldf. Descubridor del Canal de Casiquiare, corriente fluvial que une las cuencas del Orinoco y el Amazonas. Este fénemo que une estas dos redes fluviales, sólo se da en esta parte del planeta.
Viajamos en barco durante 5 días entre Manaus a Belém, haciendo un parón de otros cinco días, en la mitad del camino ( Santarèm ). El viaje en barco lo puedes hacer en hamaca o en camarote privado, la diferencia es la comidad, pagándola cuatro veces más. Nosotros a estas alturas del viaje, optamos de hacerlo de la manera más tradicional, en hamacas. Compramos dos hamacas y nos dirigimos a embarcar. Al llegar, nos encontramos con docenas de personas más listas y habilidosas que nosotros, que ya habían colgado sus "camas". Casi no tenemos espacio pero al final con la ayuda de nuestro amigo Alfredo , conseguimos colgarlas.
Poco a poco nuestro viaje va llegando a su destino final, pero navegar el río Amazonas nos ha hecho sentir que nuestra aventura sigue viva. Después de recorrer 7 paises, nos encontramos ahora en el pulmón del continente, un lugar imprescindible para quien pretenda viajar por todo Sur América. Durante este viaje en barco, en el cual hay muchas horas para pensar...es inevitable que pensemos en todo el camino ya recorrido, de todas las historias que nos han pasado, de la gente conocida y de todo lo aprendido.
Mientras viajas en el barco, no tienes mucho que hacer, más que leer, escribir, dormir y charlar con la gente. Hay que destacar la música horrible que suena a todo volúmen durante todo el día; llegando a ser agotador. Es una forma de cultivar la paciencia a gran escala. Cuando piensas que has cogido un decente sitio para estar medianamente cómodo en la hamaca, el barco para en un puerto y empieza a entrar gente a montones. Te invaden con sus hamacas y sus bultos.
El dormir es algo impensable, no apagan las luces en toda la noche, los cientos de niños se despiertan llorando. En una ocasión a las 4 de la mañana, gritaba entre las hamacas : " ¡ queso, queso !! " ... ¿ quién demonios va a comprar queso a esas horas ? ... pues sí, lo compraban ...
Aparte de estos detalles que te pueden crispar los nervios, el paisaje te recompensa, una gran selva a ambos lados, y el inmenso río haciéndose sentir arrastrando grandes árboles por su gran corriente. Los anocheceres que pudimos ver , para no olvidar.
Ellos fuero nustros compañeros de viaje en nuestro primer barco. De Manaos a Santarém. Muchos de los viajeros que navegan el río lo hacen de Manaos a Belém, en un trayecto de cinco duros días.
Este cubano de nombre Alfredo, fue el que nos ayudó a colocar nuestras hamacas. A primera vista era imposible que nuestras hamacas entraran en aquel "gallinero", pero nuestro amigo nos ayudaría a buscar un lugar para estar los dos juntos. Alfredo, es una persona que ha aprendido mucho en la mejor escuela, que es la experiencia de la vida. Es un hombre culto, trabajador muy humano, nuestra amistad empezó cuando nos dijo que había vivido durante 3 años en Bilbao, trabajando en el puerto. Después de sufrir mucho la humedad que allí tenemos, decidió muy a su pesar partir hacia otro lugar. Alfredo es marinero y por su oficio a vivido en muchos lugares :el Congo, Mauritania, Senegal, Panama, Argentina, Uruguay y ahora esta viviendo entre Paraguay donde tiene su casita( un barco) y Venezuela, donde hace sus negocios. Se dedica entre otras cosas a las antigüedades, oficio que también le apasiona. Con esta persona fue un placer pasar los dos primeros días de navegación.
La mujeres de la foto son las amigas de Elsa, con las que charló largas horas. Viudas, con cierto apetito sexual, las que probocaron entre nosotros alguanas que otras risas.
En ocasiones, el mundo, por algunas circustancias, nos había parecido pequeño, pero aquí en el río Amazonas todo nos parece inmenso.Cuanto más viajamos, más grande nos parece el planeta.
Para poder asombrase más de este lugar , hay que pensar que se encuentra a 33 km de Santarém, ciudad situada en la mitad del Amazonas, entre Manaos y Belém. Después de recorrer durante dos días el gran río turbio, descubrimos estas playas de agua dulce y transparentes.
Ellos nos invitaron a nustras primeras caipiriñas en este País y otra vez más a la hora de despedirnos volvimos a estar tristes.
Alter Do Chao es uno de esos lugares que apesar de ser turistico mucha gente desconoce su existencia.
Para poder asombrase más de este lugar , hay que pensar que se encuentra a 33 km de Santarém, ciudad situada en la mitad del Amazonas, entre Manaos y Belém. Después de recorrer durante dos días el gran río turbio, descubrimos estas playas de agua dulce y transparentes.
Es un destino muy habitual para los brasileños de los alrededores. Cuando llegamos era fin de semana largo, ya que eran las elecciones presidenciales , por cierto , ganó Vilma, del mismo partido que el antiguo presidente Lula.
Alter Do Chao al igual que todo los pueblos de las orillas del Amazonas es muy caluroso, pero la particularidad de este lugar es que tiene estas aguas tan apetecibles.Una vez más, nos damos cuenta, que la mejor información de los lugares no están en las guías de viaje, sino en la gente que te encuentras por el camino. Este lugar, nos lo recomendó un Venezolano que conocimos en Colombia. Nos habló de este maravilloso lugar y decidimos conocerlo. La verdad es que es un paraiso , aunque hacía tanto calor, que casi nos derretimos. 40º a la sombra , uffff ....
En Alter Do Chao compartimos los días con esta pareja de jubilados de Daneses . Ana Marie y Bjarne, son un matrimonio que después de tener una vida muy ajetreada, deciden todos los años hacese un viaje de 2 meses por el mundo. Concen muy bien Europa y Asia ,y ahora están con este Continente, concretamente este año les tocaba Brasil. Coencidimos con ellos en el barco y les hablamos de Alter Do Chau. Juntos nos dirigimos hacia este pueblo y con nuestra ventaja del idioma les ayudamos en el barco en lo que podiamos, despuès a buscar una posada, siendo un poco difícil, ya que por las fiestas , se econtraba todo completo. Finalmente buscamos una buena opción, una casa familiar donde nos trataron a los cuatro muy bien. ( En la foto con la niña de la familia, Ana )
Ana Marie y Bjarne, no sabàan nada de español ni portuguès y en algunas ocasiones se les hacía complicado entenderse. A pesar de los impedimentos que tenían con el idioma, ellos no perdían nunca las ganas de viajar y relacionarse.
Ellos nos invitaron a nustras primeras caipiriñas en este País y otra vez más a la hora de despedirnos volvimos a estar tristes.
En Santarém, pasando uno de los días más calurosos de nustras vidas. 40º a la sombra. No había quien parara al sol. A pesar de ello, tuvimos que ir a comprar nuetros billetes de barco para Belém.
El segundo barco, de Santarém a Belém Do Pará
En uno de los pueblos perdidos en las orillas del río, se estaban despidiendo una pareja. Nosotros desde la borda los observamos. El chico, ya se había montado en el barco y estaba junto a nosotros con la cara triste. La chica, una mestiza de apenas 20 años, junto a su madre, suponemos, miraban al chico muy serias, sin decir una palabra. Finalmente, el barco arrancó y nos alejamos lentamente. La chica, se abrazó a la madre, llorando desconsoladamente. El chico les lanzó un beso con todo su amor. Que tristes son las despedidas...
Familias enteras encuentras a bordo. Para nosotros es un viaje de aventura, durmiendo en hamacas, mirando maravillosos paisajes, etc. pero para ellos, es su medio de transporte. Era asombroso con la facilidad que ponen y quitan sus hamacas. Buscan un hueco donde sea. Se nota que viajan habitualmente en estos barcos. Desde bien pequeñitos ya se empiezan a familiarizar ...
" socializados" ... Sus casas, en un lugar solitario, donde el río y la selva es su única compañía. Algunos, nos saludaban a nuestro paso , otros se quedaban mirando, quizás con añoranza, quizás con misterio ... quién sabe ... Aveces se acercaban habilidosamente con sus canoas de madera y la gente, desde la borda, les tiraba bolsas de plástico con algunas cosa dentro de ellas. Era muy habitual, porque vimos decenas de ellas esperándonos por nuestro camino.
" Vamooossss arriba el gallinero "
En uno de los pueblos perdidos en las orillas del río, se estaban despidiendo una pareja. Nosotros desde la borda los observamos. El chico, ya se había montado en el barco y estaba junto a nosotros con la cara triste. La chica, una mestiza de apenas 20 años, junto a su madre, suponemos, miraban al chico muy serias, sin decir una palabra. Finalmente, el barco arrancó y nos alejamos lentamente. La chica, se abrazó a la madre, llorando desconsoladamente. El chico les lanzó un beso con todo su amor. Que tristes son las despedidas...
Las comidas en el barco estaban muy bien organizadas. El desayuno lo daban a las 6 de la mañana, siendo gratis para todo el que quisiera. Un café con leche, pan y mantequilla. El almuerzo era a las 11.30 de la mañana y la cena a las 17.30 de la tarde.
El que quisiera comer o cenar, tenía que comprar un ticket en el bar del barco por
8 Reales ( 3,5 €) y esperaba sentado en las mesas despegables que colocaban junto a las barandillas. Te servían un único plato con agua fresca. Siempre era lo mismo : arroz, espaguetis, carne de ternera o pollo y frijoles. Como ponían un gran plato, para los dos con uno era suficiente. También tenías la opción de una sopa por 3 Reales. Menos mal que llevamos fruta, galletas, latas de atún, y agua... eso nos salvó en ocasiones que estábamos hartos de tanto arroz...
Familias enteras encuentras a bordo. Para nosotros es un viaje de aventura, durmiendo en hamacas, mirando maravillosos paisajes, etc. pero para ellos, es su medio de transporte. Era asombroso con la facilidad que ponen y quitan sus hamacas. Buscan un hueco donde sea. Se nota que viajan habitualmente en estos barcos. Desde bien pequeñitos ya se empiezan a familiarizar ...
" socializados" ... Sus casas, en un lugar solitario, donde el río y la selva es su única compañía. Algunos, nos saludaban a nuestro paso , otros se quedaban mirando, quizás con añoranza, quizás con misterio ... quién sabe ... Aveces se acercaban habilidosamente con sus canoas de madera y la gente, desde la borda, les tiraba bolsas de plástico con algunas cosa dentro de ellas. Era muy habitual, porque vimos decenas de ellas esperándonos por nuestro camino.
" Vamooossss arriba el gallinero "
what a great story!! we enjoyed the pictures very much.
ResponderEliminarGracias por publicar todo esto. Aparte de placentero, es útil para quien piensa realizar estos viajes. Mucha suerte!
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